jueves, 28 de febrero de 2013

¿Por qué?

Sino es amor, ¿Qué es?, ¿obsesión?, ¿pasión?, o tan sólo ¿ diversión?. Me pregunto en la soledad de las cuatro paredes de mi habitación, recordando los momentos cálidos en los que aparecían los besos y las caricias vestidas falsamente de lujuria y pasión del cual fui victima aquella noche de junio.

¿Por qué me duele tanto su indiferencia, su cinismo, su desinterés?, Sí, me he dado cuenta que sólo fui una aventura pasajera, alguien sin importancia, y como diría él: "UNA MÁS DEL MONTÓN".

¿Por qué me afecta tanto no verlo solo?. Sabiendo que no merece ni una mirada mía, dándome cuenta que ya cumplió su afán de verme detrás de él, que solo fui la protagonista de un plan ideado por su perversa imaginación y de ea forma añadirme a la lista de sus nuevas conquistas.

¿Por qué tuvo que llegar aquel día?, y clavar en mí el veneno más fuerte que me iba consumiendo poco a poco que me llevó a conocer un sentimiento que nunca antes había sentido, que iba muy en contra de lo que yo creía, un sentimiento descontrolado sumado con el deseo de verlo sufrir,

Amor

Sentada en la oscuridad de la noche y acostada en la claridad del día preguntándome ¿qué es el amor?

Algunos piensan que el amor es un sentimiento dulce y lleno de vida, otros dicen que su significado radica en el sólo hecho de pronunciar la palabra "TE AMO"

En mi opinión el amor es dar sin entregar todo, evitar la presunción de que la persona amada es de nuestra propiedad, el amor debe ser libe, pues si no lo es, entonces no es amor.
En momentos de dudas, de frustraciones, de inconvenientes, es cuando tiene que ser más sólido. No se trata sólo del amor de pareja, que es lo que se mal interpreta, piensan que el amor sólo existe en una relación de pareja, no es así. Existen otras formas de dar y recibir amor, como, el amor de madre, de padre, de hermana, de amigos, en fin, existen infinidades. Pero el amor también es utilizado para cosas bajas, para obtener beneficios personales, sólo para satisfacer sus mas bajos instintos.
A causa de ésto es que las personas dejan de creer en este sentimiento, le atribuyen su dolor, la traición, de los que fueron victimas. Pero no es el amor quien causa dolor, ni traiciona, son las personas quienes hacen mal uso del amor.

A veces,  pienso, en que, será ¿que vale la pena la entrega total?. Valdría,  ¿ tendría algún sentido dar todo de sí, para salir lastimado?. Todas las veces que me atribuyo ésta pregunta, contesto con lo mismo, por mi madre, por mi padre, por mi familia, y hasta algunos amigos haría y daría todo por su bienestar, por que sean felices, aunque al hacerlos felices a ellos, yo sea completamente infeliz.

Tal vez sea más sensato descubrir si el amor en verdad está presente, sólo así sabremos su valor, y lo que seríamos capaces de hacer en nombre de éste sentimiento. Tal vez sea más fácil vivir que descubrirlo.

Se le había olvidado

Aparecí esa mañana ante su mísera mirada
esperando lo bello que en ese momento creí que existía
puesto que la noche del viernes estuve acoplándome al calor de sus manos
al susurrar de esas dulces palabras
que producía en mí una extraña sensación que recorría todo mi cuerpo

Se le había olvidado
los besos, las caricias del momento
sumados con la felicidad que transmitían mis labios
al rozar, por un momento, por un instante,
esos cálidos y rojos labios que poseía

Se le había olvidado
esa mañana no se acerco, las flores no florecieron, el sol no salió
los pájaros no cantaron, la ventana de luz no se abrió lo oscuro apareció,
las tinieblas de la soledad nublaron mi alma y destruyeron la esperanza de mi corazón,
dejando escombros de silencio e indiferencia acompañado del desinterés que transmitía su mirada

Se le había olvidado
dejando así tristeza y dolor
amargura y desilusión
acongojándome el alma
y llenándolo de sentimientos que iban muy en contra del amor que sentía por él.

sábado, 14 de abril de 2012

Mi salvación


Me encontraba sumergida en la más absoluta soledad, en un abismo que parecía no tener final alguno.
Confundida, triste y con innumerables interrogantes, que sucumbían en mi cabeza, vagaba por las calles, casi sin vida, era un especie de zombi viviente.

Tampoco esperaba llamar la atención de todos, o lograr la compasión de las personas que me rodeaban, sólo quería que entendiesen la razón de mi tristeza y que ya no realizaran preguntas innecesarias.

Vivía por vivir, sin metas, sin ilusiones, estaba tan hundida en mi dolor y no me percataba del tiempo que desperdiciaba. No me aceptaba a mí misma y por lo tanto no era feliz, no entendía la razón del rechazo, de lo único que estaba segura es que no apreciaba ni dimensionaba mi valor personal.

Una tarde navegaba en la web y de pronto di a parar a una famosa red social, muy conocida. Decidí ser parte de esa red, pero era tal mi preocupación, por no ser, lo que debía ser, me deje cegar por el consumismo, por lo que la sociedad esperaba de mí, por esa razón cree un perfil falso.

Comencé a realizar todos los procesos que me solicitaba, luego hice amigos y todos me alababan por “mi gran belleza”, belleza de la cual no era precisamente dueña, puesto que, había colocado la foto de una mujer hermosa, delgada y de una sonrisa carismática.

Me percaté de como es la sociedad, discrimina a los que, no son parte del conjunto de mujeres que no siguen el  prototipo que se creó para ellas, las botan, las hacen a un lado, es deprimente.  Un día, realizando la típica rutina de aceptar centenares de solicitudes, conocí al hombre que sería mi redentor.

Rafael Areco, un hombre delgado, de piel morena, de cabello oscuro, carismático en cierta proporción, dueño de un gran sentido del humor. Lo que más lo caracterizaba es, que no era el típico hombre convencional, eso me maravilló e incurrió en la imposibilidad de resistirme ante su encanto.

Con él, pude descubrir mi gran valor, me comporte tal cual soy, retóricamente, puesto que me conocía como Dafne Monsalvés, mantuvimos conversaciones estrictamente “cibernéticas”.

Nos complementábamos, hacíamos bromas absurdas, nos burlábamos uno del otro, hasta  nos propinábamos todo tipo de insulto; por supuesto, era nuestra forma “cariñosa” de tratarnos, poco usual, pero real.

Poco a poco, fui conociéndolo más, iba a la universidad, estudiaba periodismo, odiaba el consumismo, detestaba la hipocresía, y yo, bueno, era una simple estudiante, terminando la educación media y poseedora de un gran temor de perder a la única persona que fue capaz de sacarme del letargo.

Pasaban los días y Rafael se convertía en un ser imprescindible en mi vida. Nuestras conversaciones no eran precisamente la típica rutina diaria, al contrario, siempre la convertíamos en una dinámica, era espontáneo, a él le salía perfecto, y lo único que debía hacer, era, seguirle el ritmo. Estando él detrás de esa pantalla, era feliz, y el sonreír se me había convertido en un hábito. 

Esperaba ansiosa a que llegaran las horas de la noche, pues, era el único momento en el que nos podíamos desocupar de nuestros deberes, y olvidarnos de todos nuestro problemas.

Me fui dando cuenta que ante mis ojos ya no era nada más un amigo, sino que,  me estaba enamorando, no nada más  de él, sino también de esa personalidad suya, que admiraba. Entonces debí tomar una decisión.
No había sido lo totalmente sincera con él, me presenté con un nombre falso y con un rostro que no era el mío. Me encontraba en una encrucijada, le contaba la verdad o desaparecía, mis dos opciones albergaban la posibilidad de perderlo, y esa, sí era un opción que no estaba dispuesta a soportar.

Jugué mi última carta. Cree un nuevo perfil, pero esta vez con datos reales y seguí, día a día, las conversaciones entre “Dafne y Rafael”, hasta que, desaparecí a Dafne; para que él conociera a la verdadera mujer que estuvo refugiada detrás de ese personaje ficticio que había creado.

Fue una jugada malograda, no le dio importancia a esa verdadera mujer, me lleno de impotencia, de angustia, lo estaba perdiendo.

Intente retomar nuestras afables conversaciones, pero no funcionó. Todo había cambiado al decirle la verdad, no era el mismo, no era mi Rafael, debo admitir que no se enojó al saberme descubierta, pero por lo mismo, afirmé, que me daba esperanzas, hasta que todo acabó.

La chispa que había, desapareció. Me eliminó de la red, ya no supe de él, hasta que tomé coraje, y lo volví a buscar.

No fue fácil, pero tampoco se me hizo tan difícil, lo extrañé demasiado, no quería volver a perderlo, hasta que logré su amistad. Ahora somos amigos, eso me consuela. Lleva acabo las actividades que más le gustan, eso lo hace feliz, al menos eso parece. Se dedica totalmente a terminar su carrera y a escribir, pronto veré su nombre en algún libro de gran alcurnia, pues, no dudo de su talento.

Espero que en algún momento de nuestras vidas, podamos unir miradas e intercambiar abrazos, de esa forma convertir nuestra amistad “cibernética” en algo más humanitario, algo palpable.

Guardo el recuerdo de aquel hombre, que me enseñó, a sonreír, soñar y a luchar. Ese hombre que fue mi verdadera salvación.

sábado, 7 de abril de 2012

Una realidad innegablee

Todo se había vuelto tan confuso, de pronto sólo buscaba satisfacer esa traviesa curiosidad que lo atormentaba.

Pero acaso, ¿No se percataba que no podría hacerlo, que no lograría concretar lo que él tanto anhelaba? Después de mucho regresamos a lo mismo, volverlo a intentar. Pero esa noche era distinta a las demás, estaba más alterada y nerviosa que lo normal. Sí, creo que estaba lista para terminar lo que nunca parecía tener un fin.

No sé si en verdad lo amaba, o no, pero lo quería demasiado, respiraba el aire que él me dejaba respirar, mi corazón latía cada vez más con el sólo hecho de que el ser más especial que existiera sobre la tierra tomará mis manos y escudriñará más allá de mi perpleja mirada.

No me hubiera importado pasar por encima de quien sea, o de lo que fuera, sería capaz de cometer lo imprudente por estar con mi David. Se veía tan sincero, con esa sonrisa suya, que el sólo hecho de observarla ya caía derretida a sus pies, y esos labios, Dios, esos labios que al momento de rozar los míos pasaba de ser una mujer rebelde a transformarme en un estado absoluto de sumisión.

Estaba perplejad por aquella dulzura que lo caracterizaba, era tan tierno, pero a la vez tan hombre, con ese porte de caballero, se acercaba a mí y sentía mi cuerpo vibrar, con tan sólo un beso sería capaz de conseguir lo que él quisiera obtener de mí, al estar a su lado perdía el control, la voluntad.

Aquella noche cedí ante sus encantos, ante sus chantajes emocionales.
Lo iba a hacer, entregaría en bandeja de plata lo que capaz sería lo más hermoso que poseía. Ahí estaba yo, dispuesta a lo inevitable, a lo que yo veía como algo imposible, sentada en su cama esperando que pasara lo que había pospuesto por tanto tiempo.

A un lado de la cama yacía una luz, que molestaba a mis ojos, se percató de mi agobio, se levantó a derribar el único obstáculo que quedaba. Entonces arremetí:

­Antes de Apagarla, me trae un vaso con agua­pedí con voz quebrada. Salió disparado y en cuestión de segundos ya estaba nuevamente parado en la puerta, con esa hermosa sonrisa.

Bajé el vaso con nerviosismo al lado de la cama, él apagó la televisión y se acercó, todo fue tan rápido, no me había dado cuenta de nada, hasta que escuche un ¡AY!, disparé una carcajada, pensé  que fue porque estaba tomado, pero luego sentí  húmeda la pierna, me levanté, encendí la luz, y ahí estaba él desangrándose.
Se había resbalado para luego caer sobre el vaso que yo había dejado en un acto de nerviosismo, los pequeños trozos de vidrio se incrustaron en su brazo. El corte era muy profundo, él se encontraba en un estado de shock, creo que se asustó.

Fui rápido a la cocina, tomé el frasco de sal, y lo distribuí por la herida. Había sangre por todas partes, llamé  a sus amigos, vinieron por él.

Fue increíble, en una fracción de segundo, Mi noche perfectase desvaneció, y todo a causa de un vaso que yo había puesto en ese inadecuado lugar.

Estaba nerviosa, llena de ira, de culpa, observaba al pie de la ventana de su dormitorio, cualquier señal, que me alertára de su regreso, sentía como las lágrimas de mis ojos se deslizaban sobre mis mejillas, frustrada al hecho de no haberlo acompañado. Los minutos, los segundos que transcurrían me parecían eternas. Hasta que apareció después de tre largas horas. Me sentí aliviada, brinqué hacia él, lo abracé y besé esos hermosos labios que siempre me transportaban a un mundo totalmente distinto a éste; era nuestro mundo.
Se sorprendió de verme aún ahí, me abrazó.

 —En verdad te importosusurró. Luego observé su brazo vendado, me llené de impotencia, de culpa, me percaté de algunos picotazos, le habían hecho una transfusión, perdió mucha sangre. Abrió los ojos y se dió cuenta de la culpa que se reflejaba en mi mirada.

Puso una mano en mi mejilla.
No importa mi amor, fue sólo un accidentearremetió.
Me atribuía esa herida, no quería ir a casa, quería encontrar la forma de enmendar mi falla. Pero de un momento a otro sentí una vibración. Era mi celular, y quien llamaba era mi progenitor. No me había dado cuenta que ya eran las 5 am.

Dios, es mi padre­según lo que yo les había dicho a mis padres es que me encontraba en una cena de amigos, pero ninguna excusa sería lo suficientemente elaborada para explicar que una simple cena durara más de nueve horas, y si la había tendría que incluir en ella una llamada a mis padres y no la hice.

Vamos te acompañomusitó. Me llevo hasta la esquina de mi casa creí que realmente me acompañarí como había prometido, me molesté. Iba a dejar que enfrentara a mi padre totalmente sola, que por cierto estaría furioso. Mientras caminaba imaginaba los insultos que iba a propinarme hasta dije:

Recurrirá a los golpespero por otro lado sabía que si David me acompañara a enfrentar a mi padre, iría a una muerte segura. Mi padre suele actuar por mero impulso, y por los nervios a flor de piel. Y si ya casi hubiera estado dispuesto de matar a un yerno por haber embarazado a una hija suya, por qué no mataría al hombre que deshonrara, a la que según él, era su adoración. Ya me imagino las palabras que hubiese utilizado.

Has deshonrado a mi hija­diría. Luego desenfundaría su revólver calibre 38, que siempre aguardaba para momentos como ése, y hubiese ocurrido una tragedia.

Llegué a casa, vi la puerta entreabierta, tenía pavor de ingresar al lugar en donde ocurriría una guerra, y sí, efectivamente fue una guerra. Papá comenzó a propinarme todo tipo de insultos, calculo que habrá vaciado el diccionario completo de insultos que pueda existir. Traté de "dar una explicación lógica, pero todo intento fue en vano..

¿A quién demonios crees que engañas? refutó. Estás castigada. No me dirigió palabra alguna durante 3 meses. Fue un verdadero calvario.

Pasaban los días y las cosas seguían candentes con papá, pero con mi David iba mejor que nunca. Se comportaba de una manera tan comprensiva, no hacíamos caso del castigo impuesto, rompíamos las reglas, me llevaba al colegio o me recogía de la casa de alguna compañera cuando realizábamos alguna investigación o alguna tarea del colegio. Todo iba tan bien, al menos, eso creía yo.

Estaba tan ciega que cuando descubrí la verdad no la pude creer, choqué tan fuerte con la realidad que era innegable a mis ojos y me quebré.

En una conversación de amigas aquella tarde como cualquier otra, una de ellas me dice:
¿Hey amiga ya terminaste con David? estaba sorprendida, por algo me lanzó la pregunta.
Sí, hace tiempo que terminamosmentí. Sabía que si decía la verdad, no me diría la razón por la tan formulada interrogación. Entonces con una cara de alivio me relata, lo más doloroso que pude haber escuchado en mucho tiempo.

He visto a David con una rubia en su casa, estaban besándosecontestó.
Me decía a mí misma:

¿Qué rayos está diciendo ésta bruja?, ¿Pudo ser tan estúpido?, ¿Qué carajos quería de mi? ¡Maldito idiota! exclamé.

¡Ah, qué bien! respondí. Luego inventé una disculpa estúpida para ir a mi casa, fui a mi habitación y derrumbé todo tipo de objeto que estuviera a mi vista, y me lancé a mi cama para llorar tal cual como un animal que estuviera a punto de ser sacrificado.

Pasaron los días, y luego exploté, no lo negó. Fue como si un puñal hubiera traspasado varias veces algunas partes de mi cuerpo, dejando heridas, cicatrices, que difícilmente sanarían. Recuerdo aquel conjunto de palabras como si hubiera sido ayer.

¡Yo soy un hombre, y no me das lo que necesito!inquirió.

No te das cuenta maldito idiota que estoy castigadarefunfuñé, y es por culpa tuya, grandísimo imbécil mereces que te mate ahora mismo, ojalá y te pase encima un camión, ¿Qué demonios querías de mi?respondí irritada. Entonces retrocedí para tomar impulso y le arremetí una cachetada, vaya fue como una especi de satisfacción haberle propinado esa bofetada, me sentí libre.

Por varios meses tuve que mantener apagado mi móvil, era un verdadero fastidio. Al encender mi celular encontré un mensaje de voz.

Mi amor, perdóname. Fui un verdadero estúpido, no lo quise hacercarcajeé.

¿Cómo puede ser tan cínico? bufé. Luego tomé la decisión de hacer caso omiso de sus demenciales mensajes, y ya no supe de él, hasta el comienzo del siguiente año. Exactamente a la medianoche, encontré un mensaje suyo.

Dejá de inventar cosas sobre mí, ya madura,
Igualmente te deseo un buen año nuevo
David

Deslicé mi celular hacia la cómoda de mi habitación.
Debe estar bromeando, ¿qué le pasa? estaba ofuscada.

Había inventado una estúpida excusa para molestar, ¿no tenía una mejor disculpa?.
 Pero luego asentí y no hice caso de ese mensaje demente que me había enviado, con el mero propósito de arruinarme mi año. No le daría el gusto, borré el mensaje y ya no supe de él.

Más tarde descubrí, que la razón de su desmesurada afición hacia mí, se debía a una apuesta que no estaba dispuesto a perder, que para desgracia suya, la malogró.